Las 4 cargas del Espíritu Santo
En el siglo primero, la nueva fe empezaba a tomar forma, y a los nuevos creyentes no judíos, se les quería obligar a acatar una serie de imposiciones, propias de la religión judía, lo que obligo a que se celebrara un concilio, que fue conocido como el Concilio de Jerusalem, para conocer del asunto. Pero se dio un hecho extraordinario y único, y fue que el mismísimo Espíritu Santo se pronunció al respecto sobre el nuevo camino que debían transitar los nuevos creyentes no judío